En una noche después de una pelea con mi familia, dejé mi casa y caminé por las calles estrechas había treinta y seis años y nada más que decir, sin un trabajo sin las mujeres, hijos, amigos y absolutamente nada...
Recuerdo que estaba lloviendo a mares y que entré en aquel cine porque no tenía otro sitio donde meterme.
Era domingo, habían dado las diez de la noche y hacía bastante rato que había empezado la película. Me senté en la última fila y lo primero que hice fue quitarme los zapatos, que se me habían puesto perdidos de barro. La película que estaban echando era de amor y salía una chica rubia con un buen par de melones y un fulano que llevaba un sombrero con una pluma y un montón de medallas en el pecho. Un tipo con pinta de príncipe o algo así. Al cabo de un rato me quedé como un tronco y cuando me despertó el acomodador había salido casi toda la gente. Ya estaban encendidas las luces, pero apesar de todo me puso la linterna a un palmo de la nariz y me preguntó si pensaba que aquel cine era un hotel.
Me miró profundamente a los ojos de ese ser humano y mi sangre reapareció corriendo y que la ira era inevitable que golpe, se cayó, yo estaba admirando reaccionó levantó y vino hacia mí y nos quedamos reaccionó sacando la cabeza en el suelo mis manos estaban llenas de Sangre. Habían pasado quince minutos cuando me fui y regresé a mi casa, para pedir disculpas a mi familia Cené lo que quedaba de comida y luego fue a tomar una ducha y se fue a dormir porque el día había sido muy agotador.
Redactoras: Daiane, Nathalya y Mônica
